lunes, 1 de noviembre de 2010

Pescando con el Avispa Roja

Este relato es de principio de año pero he querido rescatarlo e incluirlo en el blog:

Temporal, viento, oleaje, mar de fondo, turbiedad, frío,.... tras una hora mirando desde la orilla el mar, finalmente decidimos que nos tiramos pase lo que pase y que nos quiten lo bailao que como bien dice el amigo Marco “Un mal día de pesca es siempre mejor que un buen día de trabajo”.
Encaramos la zona, con la visibilidad que hay tardamos media hora en encontrar las piedras que buscamos. Primera espera, para abrir pulmones, las bogas se pegan literalmente al fondo mientras el mar me zarandea de un lado a otro, con una mano me agarro a la poseidonea y con la otra intento mantener el fusil recto (hoy saque el doble goma del armario para no perderle el punto) pero es del todo imposible. Pinta bien, se ve bastante vidilla de pescado pequeño y anda nervioso. Valentín y yo nos vamos turnando, primero baja uno y el compañero espera arriba y después el otro diez metros mas adelante, estamos peinando la zona buscando dentones de los gordos. Ocasionalmente aparece alguno de entre uno y dos kilos que se asoma de lejos a echarnos un vistazo pero no terminan de atreverse a mirarnos a los ojos.














Estamos llegando al “Hot Point”, los pulmones están abiertos, el carrete también, todo esta listo. Primero baja Valentín, al subir me dice que las bogas y las castañuelas corren como locas y que ha visto unos bultos grandes que se movían al límite de la visibilidad. Me indica la dirección y bajo yo a probar suerte, aquello es como el metro de Tokio en hora punta cuando lo pasan a cámara rápida, no veo a nuestros amigos pero sé que están ahí. Bajada tras bajada, los vamos buscando, solo vemos sombras lejanas y algún dentoncillo que se acerca como inaugurando la conga dentonera pero que rápidamente vuelve a desaparecer por donde vino. Llevamos así más de una hora y no conseguimos hacer una sola pieza, solo Valentín ha llegado a disparar pero sin exito. Cuatro horas nadando con la corriente en contra, íbamos buscando dentones de los gordos pero hoy no se han dignado a aparecer, solo los primos pequeños y ni con esos hemos podido. Tras una pequeña conversación decimos poner fin a la jornada, hoy no es el día y nos vamos con el rabo entre las piernas.

Justo antes de salir, pruebo a bajar un par de veces más por si suena la flauta pero solo veo mujos y sarguillos que no merecen ni el disparo. Levanto la cabeza y veo que la boya de Valentín esta cien metros más allá, así que aprieto el ritmo en dirección a la orilla, no quiero hacerle esperar. ….. Un momento, ¿Que es ESO?














Un cabezón asoma justo debajo de mi, viene de atrás hacia delante dispuesto a adelantarme sin poner ni el intermitente, el “Modo Cazador” se activa de nuevo, es la pieza del día y no se va a escapar, aun no se lo que es porque la visibilidad solo me permite ver una sombra pero es grande, muy grande. Rápidamente visualizo cada movimiento que voy a hacer, todo esta bajo control,…., o eso pensaba yo. De la nada aparecen diez, quince, veinte cabezones más, no se cuantos son pero todo lo que tenia preparado se va al carajo, el “efecto confusione” en pleno apogeo y el banco me envuelve, de pronto me quedo atontado viendo el espectáculo.

Un Banco de palometones, todos del mismo tamaño, me rodea para seguir su camino, parsimoniosos, poderosos, sin miedo. Es mi momento, disparo al más cercano y se produce una estampida, no se si siguen ahí o se han ido porque ahora solo me centro en parar los furiosos tirones, antes de que llegue al fondo e intente desgarrarse. La varilla ha atravesado hasta la mitad y la aletilla hace de tope, se que es mio pero no va a ser fácil reducirlo. Levanto la cabeza y llamo a Valentín pero las olas y el viento me impiden ver su boya, nadie responde, estoy solo, somos el monstruo y yo.
Lo primero que me pasa por la cabeza es hacerme con el 75 y darle el tiro de gracia pero…. hoy iba a por dentones así que el fusil se quedo en casa. A cada tirón me arrastra un par de metros hacia delante, ya ha sacado tres o cuatro metros de carrete y no estoy dispuesto a darle ni un metro más. Lentamente lo subo y el me baja, nada en círculos y empieza a liarlo todo. Me percato de que de tanta vuelta la cuerda de la boya y la del propio fusil se están liando en mi pierna izquierda y que en uno de esos tirones fácilmente me podría arrastrar hacia el fondo. Suelto el fondeo de la boya y libero la pierna sin soltar el nylon de la varilla. Tras diez minutos de tira y afloja consigo agarrarlo de la cola, dos coletazos y escapa pero noto que esta cansado,… ¿Notara él que yo también?












Vuelvo a agarrarlo por la cola y lo abrazo contra mi pecho, el pez saca fuerzas y tras dos cabezazos se suelta de la presa pero esta vez no lo suelto de la cola. Cuchillo en mano me dispongo al remate, tras tres o cuatro puñaladas todo es sangre y ya no veo ni donde golpeo pero noto que el pez sigue con fuerzas y sigo asestando una tras otra. Por fin, unas quince puñaladas después siento que no tira y lo saco del banco de sangre para ver en que estado esta. No se mueve, solo las branquias denotan vida, todo ha terminado, al pasador y para la orilla.

Ya fuera, nos hemos quedado un rato en jarra mirándolo y comentando el lance, que esto no pasa todos los días.

jueves, 28 de octubre de 2010

Pescando en Aguilas.

Hoy tocaba pescar en Águilas, no conocíamos la zona así que íbamos a ciegas a ver si había suerte y pillábamos algo. Por no saber no sabíamos ni por donde tirarnos, así que me puse en contacto con Paco Navarro para que nos guiara en nuestra incursión. Su respuesta, la mejor, “No os preocupéis que hago hueco para el jueves y salimos en mi barca”. Paco esto no lo vio pero se me ilumino la cara de la satisfacción de poder pescar a su lado y ya puedo decir sin género de dudas que este año ha ganado el Regional de Murcia porque se lo merecía.
Nada mas llegar dejo mi coche en casa de Paco y nos vamos en el suyo a tirar la barca, gasolina y directos al primer punto de pesca. Joe se ha vestido antes de subirse a la barca y yo aprovecho el parón para terminar de ponerme el traje y comentar con Paco el tipo de fondo y que especies podría encontrar.


















En esas que Joe sube con el fusil disparado y maldiciendo,…. que pena, debe de haber fallado una buena pieza. Unos segundos después asoma con una muy buena lubina (3.85 Kg.) y nos comenta que la de detrás era el doble de grande.
Me dejo de rollos y directo al agua,… no se ven ni lubinas, ni sargos, ni na de na. A la media hora cambiamos de zona desesperados de hacer esperas, Paco nos dice que quiere ver unas piedras que tiene un poco profundas (su concepto de un poco profundas no es el mismo que el mío), en un par de intentos consigo verlas, la diferencia es que él además de verlas puede pescarlas. La Piedras están vacías, hoy desde luego no era el día, así que nos lleva a otra zona a ver si algún dentón bonito asoma y nos da una alegría. Vamos sucediendo las bajadas pero más de lo mismo, mucha boga poco depredador, solo algún breado pequeño se digna a visitarnos pero ni lo miramos intentando que algún Papi Chulo se venga con nosotros. De tanto insistir me cruzo con una buena lecha que finalmente termina en el pasador, Joe mas tarde cogió un pajel en plena caída. El día en cuanto a pesca no dio mucho de si, poco por no decir poquísimo pescado.














Cosas positivas, haber conocido a Paco, gran pescador mejor persona, me ha encantado su forma de pescar relajada y segura, buscando calidad y no cantidad, como debe de ser. Me ha gustado mucho la chaqueta Subdesing, ya la había visto en fotos por el foro pero no hay color a verla en directo, el mimético muy conseguido y un fundido con el fondo espectacular. Aún no he visto los juguetitos que Paco ha recibido hoy pero el día que decidas sacarlos de paseo ya tienes voluntario para acompañarte y darles uso, deseando estoy de seguir probando material Freedivers.

martes, 19 de octubre de 2010

Abriendo pulmones en Calpe

En las últimas dos semanas había oído que se empezaba a ver algo de pescado pero no me encontraba precisamente en mi mejor forma. Lo máximo a lo que había bajado en los últimos 3 meses eran aproximadamente 16 metros y de apnea mas bien cortito por no decir lamentable. Algunos compañeros ya habían cogido los primeros dentones gordos pero a cotas a las que no podía acceder. Solución, me fui a hacer el curso de apnea con Eva Gómez a Calpe, puesta a punto en dos días.
Como siempre el compañerismo y el buen rollo fue la tónica general. Todo el mundo estaba deseoso por aprender y poner en práctica las técnicas y ejercicios que Eva iba enseñando.

Mis primeras sensaciones no fueron muy buenas, como ya he dicho estoy bajo de forma, haciendo estática en piscina solo conseguí hacer 2 minutos, la dinámica ni la intente, tenia esa sensación de “hoy el cuerpo no quiere funcionar”.

El segundo día más de lo mismo, no terminaba de sentirme cómodo en el agua, estaba turbia y las relajaciones ante de las bajadas no eran del todo buenas, aun así conseguí hacer una bajada en constante a -33 y me fui bastante contento para tierra.

Con el calentamiento hecho, hoy me he ido a una playa cercana a ver si pillaba el primer dentón gordo de la temporada, no ha habido manera aunque estaban ahí, fuera de disparo, muy esquivos. Sensaciones buenísimas, veinte metros de visibilidad y esperas en -24, he vuelto, empieza la temporada dentonera.

Algunas fotos del curso:




















lunes, 12 de julio de 2010

Mi primera vez.

Primera experiencia en el estrecho, ya había ganas de ir para Cádiz, cuadraba el tema profesional, el económico y el personal, así que no podía dejar pasar la oportunidad. Sin mirar previsiones, ni hacer cabalas sobre zonas Joe me propuso ir y yo deje en sus manos la preparación del viaje con solo unos días de antelación. Al día siguiente Joe me llama y me dice que todo controlado, tenemos alojamiento, barca e incluso nos llevan a las zonas de pesca, increíble esto pinta mejor de lo que pensaba. . La idea es llegar el martes, pescar miércoles, jueves y viernes y, ese mismo viernes por la noche estar en casa.










Ahí es cuando empiezo a mirar el tiempo, las mareas, los reparos, los vientos y demás zarandajas, conclusión no se ni lo que veo, porque no se si tal viento coincidiendo con tal marea y en determinada zona es bueno o malo,…así que cruzamos los dedos y tiramos para Conil. Por el camino vamos comentamos con ilusión que piezas nos gustaría conseguir y que ante todo precaución ya que tenemos muy claro donde nos metemos. Siete horas de coche después llegamos a casa de un amigo que nos aloja y nos brinda la oportunidad de compartir unos gratos días con él.














El primer día de pesca la cosa pinta mal, por no decir horrible, hay un temporal fuerte con mucho oleaje y un viento de 20 nudos azotando constantemente, en algunos momentos incluso algunas ráfagas nos mueven mientras observamos el mar desde el puerto de Conil. No queriendo perder el día nos movemos y buscamos resguardo en la zona de Cádiz, al llegar más de lo mismo. Durante 30 minutos dudamos si meternos a intentarlo o dejarlo ya para el jueves donde la previsión meteorológica mejora. Al final, nos montamos en la barca y partimos dando tumbos entre olas hasta la primera zona. No muy convencido lanzo el pivote y salto de la barca,…. Increíble, pese al temporal y el oleaje hoy no hay corriente y el agua presenta una visibilidad bastante aceptable. Lo primero que llama la atención es lo diferentes que son los fondos en la zona del estrecho, tan distintos a los fondos mediterráneos a los que estamos acostumbrados y la cantidad de vida que los pueblan, las piedras son grandes con raja y forman pasillos entre ellas siendo el escondite perfecto para cualquier especie.














La primera especie que nos recibe son los borriquetes, son numerosos formando grupos desde unos pocos ejemplares hasta cientos de ellos nadando juntos, su comportamiento es esquivo cuando el ejemplar es solitario pero nada más formar grupo su captura es sencilla pescando a la espera. En los primeros lances cae alguno que en ese momento considero de buen porte, más adelante me informan de que los ejemplares que empiezan a ser buenos a partir de los 4 Kg.














Las especies por la zona son casi las mismas que en el mediterráneo pero de mayor tamaño y en mayor cantidad, llama la atención la falta de ejemplares juveniles de algunas especies como meros, breados o dentones. Lo que en condiciones normales seria una pesca más que aceptable por Murcia allí se convierte allí en un rancho de lo más vulgar y aprendida la lección el jueves vamos a buscar piezas mayores teniendo claras cuales son las tallas que empiezan a ser de merito en esta aguas.
El jueves volvemos a tener suerte, mar planchada, día soleado, visibilidad en algunas zonas rondando los 30 metros y nada de corriente. Nos informan que días de estos solo se dan un par veces al año y que nos ha tocado la lotería, por contrapartida la falta de corriente hace que allá menos vida. Aún así seguimos encantados, la visión de grande ejemplares de dentones desde superficie y algún mero de buen porte desde superficie es bastante alentadora. Finalmente buenas piezas van cayendo.

Aquí os dejo a Joe con la mejor pieza del día


















Viernes, Joe se ha levantado con las fosas nasales algo obturadas, cosa que ya el jueves le empezó a resultar molesto. Por precaución decide no forzar y ese día no va al agua. La mañana pinta tan bien como el jueves solo que con una ligera corriente que más que incomodar aumenta la vida en las zonas de pesca. Ese día cambio de pareja, hemos quedado con un conocido pescador local que junto con su barquero nos van a hacer de anfitriones. Por conversaciones previas, le he informado de mi nivel de pesca y me prepara una salida con paradas a progresiva profundidad que va desde los 5 a los 26 metros. Lo primero que hago es observar como pescan los maestros para imitar su estilo, ya lo dice el dicho, donde fueres haz lo que vieres. Lo dicho dejarse llevar por la corriente y picar intentando calcular la zona de llegada al lecho para apostarse en la zona elegida o atacar la piedra por donde queda cubierta de la corriente.














Las primeras piezas empiezan a caer pero tras dos pasadas por la zona decidimos cambiar a otras piedras a más profundidad repitiendo lo anterior. Así estamos un buen rato hasta que finalmente me llevan al turrón, la profundidad ya supera claramente los 20 metros, tras varias bajadas decido quitarme 2 Kg. de plomo del cinturón y proseguir con la pesca, mientras tanto el compañero empieza a encadenar buenas piezas y es que se nota la diferencia de técnica y sobre todo de apnea. Al final una jornada estupenda, una pena algunas buenas piezas que finalmente solo pasaron ante mis ojos sin opción de subirlas barco.


















Lo primero dar gracias a Joe, el es el que ha preparado el viaje, de él fue la idea y él se ha ocupado en todo momento de la gestión de estos días.
Lo segundo, la gente de Cádiz, en especial los de Conil y Barbate, amables y dispuestos en todo momento a compartir todo lo que tienen.
Y por ultimo dar gracias a Juanjo, pescando con él he sentido de verdad que me llevo imágenes inolvidables y la certeza de que en no mucho tiempo volveré por su tierra a repetir experiencia.


Notas:
- La pesca en el estrecho exige una buena forma física, las condiciones de corriente y la profundidad a la que se encuentran los grandes ejemplares no están al alcance de todos los pescadores.
- Cierto es que hay mas vida que en otras zonas pero solo el conociendo de buenas piedras (muchas de ellas a 10-30 Km. de costa) permiten la captura de piezas excepcionales.
- Un buen barquero es primordial por seguridad y para una buena acción de pesca.
- No todos los pescadores se adaptan bien a la corriente y a la falta de visibilidad con el peligro que ello conlleva.

sábado, 19 de junio de 2010

Avispa Verde

Tras varios días de intenso trabajo he aprovechado un hueco para escaparme a estrenar el nuevo fusil y ver que sensaciones me transmitía. Lo primero mirar el tiempo, el levante esta planchado, transparente y con las playas llenas de gente, el sur sin embargo tiene oleaje y esta bastante turbio en algunas zonas. Lo tengo claro, si voy a testar el fusil lo voy a hacer en las peores condiciones posibles y voy directo al sur.
Nada más llegar veo que además de oleaje y turbiedad hay mar de fondo y las olas rompen justo por donde tengo que entrar, por un segundo dudo en darme la vuelta y volver mañana pero que narices ya que estoy aquí no voy a dejar pasar la oportunidad. Me meto al agua y lo primero cargar el fusil, me habían comentado que debido a lo retrasado del mecanismo y el estiramiento de las gomas de 16 al 400% costaba bastante trabajo cargarlo. Solo decir que difícil de cargar es mi Gabbiano, o el Avispa Roja que tenia antes que llevaba las gomas cortas cortas, este se carga con bastante facilidad y ya no te cuento si utilizas el primer tetón para cargar en dos tiempos. Viendo lo fácil de la carga lo primero que te viene a la cabeza es que la doble goma de 16 es una metida y el nuevo Abellán a perdido potencia. Primera bajada, caigo sobre un bolo y me aparece la corva enorme, me acuerdo de Gorka y de aquello de si detrás esta la piedra no dispares que la varilla se jode pero como lleva dos gomitas y la varilla es dureza 52 un segundo después traspaso el corvón, resultado varilla doblada en el primer disparo. He pegado mil varillazos a piedras con el avispa roja con gomas muy cortas y nunca había doblado una varilla, va a ser que las gomitas si que tiran fuerte.














Enderezo la varilla y sigo, a la vuelta de una punta veo 3 doradas majas a media agua, nadan contra corriente permaneciendo estáticas y fuera de disparo, intento arrimarme pegado al cantil pero el mar de fondo me lanza contra la pared y no me deja avanzar con seguridad, así que intento un acecho para ver si consigo pillarlas desde abajo, el fusil con el rebaje de masa, el cabezal mas delgado y la menor longitud gana claramente en movilidad con respecto a versiones anteriores y aun con mar de fondo se mueve con relativa facilidad, disparo lejano desde abajo, resultado doradas corriendo hacia el espumero. Nunca he tenido buena puntería disparando de abajo hacia arriba en diagonal, así que no tengo en cuenta este fallo. Tras buscarlas por el espumero veo que han desaparecido.
En el siguiente bolo hay bastante movimiento de castañuelas y preparo un acecho/espera, bajo a 8 metros me arrastro por el fondo y cuando encuentro un buen puesto empiezo la espera. En el límite de la visibilidad se entrevé un banco de espetones, no son muy grandes pero hay muchos, están fuera de disparo y alargo la apnea a ver si entra alguno, a media agua por encima de los espetones un banco de lechas hace apto de presencia y unos dentones se arriman por mi izquierda, la estampa es preciosa, estoy casi totalmente rodeado de depredadores pero ninguno entra. La siguiente bajado la hago en 14, justo donde ví los espetones a ver si ahora tengo alguna pieza a tiro. Las lechas desaparecen y el banco de espetones también, sin embargo algún ejemplar grande de esos solitarios se ve en la parte baja del bolo pero están en plena caza y solo los veo pasar de lejos.














Bajo otra vez y por fin uno de los dentones se viene conmigo, decido que es el fin de la jornada, llevo solo dos horas en el agua pero el mar de fondo empieza ha hacer estragos en mi barriga. Camino de la orilla aun me ha dado tiempo a coger un golfas (nunca había visto uno por mi zona) y una lubina de ración.






























COMENTARIOS:
En relación con el avispa roja que era mi antiguo fusil titular el nuevo modelo de Abellán tiene una evidente mejora en la movilidad, menor retroceso y como mínimo la misma sensibilidad de gatillo (sino mejor).
En cuanto a certeza de disparo sigue en su línea y es excelente, los problemas con el carrete han desaparecido y esta perfectamente equilibrado (como siempre).
Estéticamente es más bonito que anteriores versiones, no sirve para nada pero se agradece tener entre las manos un fusil bien acabado.
Creo que la evolución del nuevo modelo con respecto a los anteriores esta muy conseguida y que la marca puede estar contenta del producto obtenido.

jueves, 3 de junio de 2010

Gabbianismo














La tarde no pintaba buena, tras media hora de discusión con mi primo elegimos la zona, no me gusta, demasiada agua y no tengo yo hoy el cuerpo juguetón. Nada más llegar veo que la visibilidad debe de rondar los 15 metros y los pocos peces que se digan en aparecer salen disparados hacia el abismo hasta perderse de vista.
Mientras voy eligiendo el puesto para la primera espera mi primo me grita:
- “Hay dentones, están en 18”.
Pues nada, primera bajada a 18 a ver si aparecen nuestros amigos…., ni un alma, puro desierto subacuatico y con la visibilidad reinante se que ni merece la pena intentarlo más abajo. Decido cambiar de zona y nado unos 200 metros hasta encontrar bastante castañuela, nada mas bajar un abadejo me hace la vela, no es muy grande pero empieza a ponerme nervioso el dedo en el gatillo. Mientras hago un mini acecho por si sorprendo a algún mero fuera de la piedra el abadejillo se dedica a hacerme pasadas alrededor, es lo único que he visto en toda la jornada y como se ponga tonto al final va a terminar acompañado unas papas con alioli. Para no caer en la tentación avanzo 50 metros mas y distingo desde arriba un buen bolo de piedras, conforme caigo traspaso la termoclina y las castañuelas y bogas quedan por encima de mi cabeza. Las piedras están vacías y no tienen hueco, así que sigo cayendo hasta situarme en una meseta descendiente. Me pego al terreno como si me fuera la vida en ello pero no veo nada que se acerque,… una mancha oscura me mira desde la parte baja de la meseta, esta parada totalmente inmóvil, se gira y me da todo el costado, es un abadejo de unos 5 kilos pero debe de estar como a unos 12 metros de mi y no hay ningún obstáculo entre nosotros, si voy se va. Así que decido subir. Cojo una referencia visual de la costa y caigo aproximadamente donde vi el abadejo, ni rastro, al menos la cosa se va animando.


















Nado otros 50 metros y me paro en otro bolo de piedras, visto que el abadejo gordo lo vi en 20 decido que me voy a mantener a esa profundidad. Caigo entre las piedras, algunas corvas de buen tamaño me reciben, se me activa la alerta instantáneamente, adelanto el fusil y me poso en las piedras, me pego al fondo y empiezo a hacer un acecho hacia las corvas, están tranquilas y no se meten en el agujero. Tras el bolo diviso una piedra grande y solitaria algo mas abajo, con una buena raja en el costado, como aun voy bien de aire me voy acercando poco a poco,…..1, 2, 3, 4,5 abadejos empiezan a correr en todas direcciones, mis ojos solo miran al más grande, debe rondar los 8-9 kilos pero ese justo corre en dirección contraria a mi. Uno de sus amigos sale corriendo hacia mi derecha con el tiempo justo de girar el Gabbiano y disparar al límite, el disparo es bueno y lo subo directamente.

Ahora si, me estoy animando, relajo y vuelvo a bajar a ver si el gordo se viene conmigo, caigo otra vez en el bolo y repito la jugada, me acerco poco a poco pegado al fondo, la piedra esta vacía, la rodeo y sigo acechando lentamente, … por el rabillo del ojo veo moviendo, un mero corredor, lo veo, no lo veo, lo veo, no lo veo, va en zigzag entre las piedras y se dirige directo a una piedra grande donde debe de tener su atalaya inexpugnable, si entra se pierde. Apunto a la misma boca de la grieta y una décima de segundo después disparo, la varilla entra detrás del ojo, disparo perfecto, el mero salta y voltea como los muñequitos de feria, solo faltaban las lucecitas de PREMIO, PREMIO!!

Debe de pesar unos 6 o 7 kilos, …de pronto da un coletazo y veo como la varilla sale limpia del mero, ha rebotado contra la piedra de detrás y no llego a pasar la aletilla, mientras subo el mero se mete en una piedra pasados los 25. Cuando bajo, la piedra esta limpia y el marroncito debe estar a kms. Nos subimos a la barca y cambiamos de zona, mi primo me comenta que a partir de 18 le cuesta compensar y que vamos a ir a unas piedras de dentones que conoce en menos agua. Visto que ya llevo una buena pieza en el pasador, hago tiempo para dejarle la primera bajada. Bingo, conforme baja aparece con un dentón de un par de kilos. Me indica que están cabrones y que ha tenido que disparar al límite del Abellán, oído cocina, si ellos son cabrones, yo más.

Bajo pegado a las piedras y diviso unos metros mas allá un balconcillo perfecto para la espera, domina la zona y me oculta perfectamente. El banco aparece rápidamente, debe de haber unos 20 ejemplares pero ninguno quiere acercarse, bajo la cabeza, los pierdo de vista, cuento hasta 25 y vuelvo a levantarla lentamente,…varillazo al dentón y para arriba. Las bajadas se suceden y los dentones van llenando el pasador, el sol empieza a bajar, es el momento de la retirada. Hoy si salieron las cosas bien.

Aquí las piezas ...














Yo con cara de esto pesa XD y la siguiente mi primo Dani.


jueves, 20 de mayo de 2010

Un buen día.

Buenas sensaciones, mar cristalino, estrenando traje y con los pulmones abiertos por la salida de ayer, el día no se podía presentar mejor así que fuimos a buscar a nuestros amigos. El lugar de sobra conocido, el sol estaba en su cenit y aunque al llegar encontramos algo de oleaje sorprendentemente apenas había corriente, aun así fondeamos dos boyas para que nos sirvieran de referencia y como zona de descanso entre bajadas. Primera bajada se la concedo a mi primo Dani, así mientras voy relajando, baja a 17 y al subir me dice que ha visto un bolo de dentones fuera de disparo, mientras me indica la dirección por el rabillo del ojo veo movimiento… No me lo puedo creer, ¿Eso que salta es un pez espada?


















Automáticamente recojo el fondeo de mi boya y lo amarro directamente al fuste del fusil, mil ideas pasan por mi cabeza a la vez,..Me voy a quedar sin fusil, me voy a convertir en un pincho moruno, el esquí acuático no es de mis deportes favoritos,… pero sin embargo mis piernas no dejan de aletear buscando una silueta majestuosa. Estoy llegando a la zona donde lo he visto saltar, me acuerdo de Billy y de los consejos que me dio no hace mucho sobre que se debe hacer en estos casos. Casi no me muevo, el fusil pegado al cuerpo, atento a cada movimiento extraño, imaginando como se acerca a mi confiado y como estiro la mano lentamente hasta realizar un disparo perfecto.
Tras media hora esperando el momento comprendo que el pez ahora debe de estar a kilómetros y que ni tan siquiera he realizado la primera bajada.













Me vuelvo a acercar donde se encontraba mi primo y me informa de que hay bastantes dentones y algunos incluso de 3-4 Kg. pero que se empeñan en mantener las distancias. Lo malo ahora es que si antes estaban en 17 ahora se han ido a cotas más profundas así que pruebo una primera bajada a 18 para comprobar como están de juguetones. En 18 ni aparecen, así que saco el pulmón de reserva que me regalo Eva en el curso y empiezo a relajar cogido a la boya. Tras unos minutos ya estoy listo, relajación total, pulsaciones al mínimo y para abajo. Caigo en 23 en un escalón que me deja totalmente al descubierto, no se donde esconderme así que me pego al fondo como una lapa “intentando” pasar desapercibido. Dentones por todos lados, grandes y pequeños y alguna dorada esquiva me rodean pero ninguno se digna a quitarse el sombrero y saludarme. Es difícil en muchos momentos no ponerse nervioso y que el pulso se acelere, hay un desfile militar justo delante mía pero no me dejan participar.
Cada vez me encuentro mejor, se que en la siguiente bajada una sombra se va a acercar a mi desafiante y se va a venir conmigo a casa. Mi primo me susurra, baja que es la ultima, hoy tengo prisa. Todo o nada, me relajo durante unos minutos y empiezo a caer, enseguida encuentro el escalón a 23 metros pero esta vez decido pasarme justo debajo para ganar unos metros de posición, enseguida aparece el batallón, me rodean y veo generales, sargentos y capitanes todos con sus medallas y sus trajes de gala, lamentablemente no les dieron los galones por ir a la guerra sino por mandar primero a los soldados y uno de ellos se viene conmigo.








Día de grandes recuerdos e imágenes que no paran de dar vueltas en mi cabeza, voy a por ti General se que me estarás esperando.